martes, 21 de abril de 2009
ADHESION DEL EXPRESIDENTE EDUARDO SANTOS A LA CANDIDATURA DE GUILLERMO LEÓN VALENCIA
“Paris, abril 16
Doctor Guillermo León Valencia
Bogotá
Al adherir sin reservas a su candidatura para Presidente de la República, lanzada por todos los partidos políticos y respaldada por la nación entera, lo felicito por llevar dignamente la bandera del más hermoso movimiento cívico que registra nuestros anales. Culmina así el anhelo colombiano que es no sólo recobrar las perdidas libertades y restaurar, con las instituciones republicanas, el decoro de la patria, sino aplicar íntegramente el programa trazado, con serena firmeza, en los acuerdos de los partidos. Esta es la iniciación gloriosa de una nueva era histórica, en que al amparo de la concordia entre los ciudadanos y en claro ambiente de convivencia patriótica, gobiernos legítimos, ajenos a sectarismos exclusivistas busquen y merezcan la colaboración de todos y eliminen el panorama nacional las sombras que hoy lo oscurecen: la maldición de la violencia, el escándalo de la arbitrariedad oficial, el sacrificio de los intereses públicos en aras de las conveniencias privadas.
La unión de los partidos en torno de ese programa redentor y de usted como candidato de cuantos no han renegado de la republica, pone fin a la mentira sobre la cual ha querido sostenerse la dictadura que nos humilla. Representa la unánime voluntad de paz; de honrada vida libre, regida por la constitución y la ley, y no por el capricho del que nos mande; de convivencia fraternal dentro del derecho de todos, sinceramente respetado.
Esa es la voluntad del pueblo colombiano, enfrentada a un régimen dictatorial mantenido sólo por la violencia de que se hace permanente victima a la nación, voluntad que avanza en medio de un vasto silencio rudamente impuesto por los agentes de la dictadura que neciamente creen posible ahogar así la opinión nacional. Tanto ese silencio obligado de la ciudadanía como las adhesiones a la imposible reelección, obligatorias también, son pruebas dramáticas de la opresión a que está sometida la patria. No es menos escandalosa y significativa la mordaza que a unos se pone, que la adhesión a otros, arrancada por el temor y por la fuerza. Ambas son claros síntomas de la realidad que hoy se padece entre nosotros y a la que no pueden ser indiferentes los pueblos libres.
A despecho de las iniquidades con que se pretende cerrarle el paso, este movimiento nacional de unión y de solidaridad entre todos los patriotas, está llamado a triunfar, porque el país lo quiere con fuerza irresistible. Ante él nada significara una írrita asamblea, inventada y nombrada por media docena de individuos que locamente se proclaman depositarios de la soberanía nacional, cuando hasta para hablar de ella carecen de título legítimo.
Se trata de una lucha entre la nación colombiana y un régimen militarista sin más fuerza de la que pudiera darle el abuso de las posiciones oficiales. Para dudar del resultado de esa lucha seria preciso dudar también de las leyes de la física y de todas las leyes morales.
Respetuosamente saludo al candidato que encarna la resolución nacional de corregir valerosamente los errores pasados; de unir lealmente dentro de la paz a los hijos de Colombia, deseosos de asegurar un porvenir que para todos traiga honra y provecho, y de cerrar para siempre un paréntesis de amarga tiranía, que sólo habrá servido para demostrar cuán triste es la suerte de los pueblos, y cuán vergonzosa, cuando se abandonan los caminos de la libertad democrática y se tratan de implantar sistemas despóticos que no tienen ni justificación ni excusa.
(Fdo.) EDUARDO SANTOS”
Tomado de: Libro “Las Jornadas de Mayo”; Ediciones Documentos Colombianos Bogotá; Pagina: 75.
Doctor Guillermo León Valencia
Bogotá
Al adherir sin reservas a su candidatura para Presidente de la República, lanzada por todos los partidos políticos y respaldada por la nación entera, lo felicito por llevar dignamente la bandera del más hermoso movimiento cívico que registra nuestros anales. Culmina así el anhelo colombiano que es no sólo recobrar las perdidas libertades y restaurar, con las instituciones republicanas, el decoro de la patria, sino aplicar íntegramente el programa trazado, con serena firmeza, en los acuerdos de los partidos. Esta es la iniciación gloriosa de una nueva era histórica, en que al amparo de la concordia entre los ciudadanos y en claro ambiente de convivencia patriótica, gobiernos legítimos, ajenos a sectarismos exclusivistas busquen y merezcan la colaboración de todos y eliminen el panorama nacional las sombras que hoy lo oscurecen: la maldición de la violencia, el escándalo de la arbitrariedad oficial, el sacrificio de los intereses públicos en aras de las conveniencias privadas.
La unión de los partidos en torno de ese programa redentor y de usted como candidato de cuantos no han renegado de la republica, pone fin a la mentira sobre la cual ha querido sostenerse la dictadura que nos humilla. Representa la unánime voluntad de paz; de honrada vida libre, regida por la constitución y la ley, y no por el capricho del que nos mande; de convivencia fraternal dentro del derecho de todos, sinceramente respetado.
Esa es la voluntad del pueblo colombiano, enfrentada a un régimen dictatorial mantenido sólo por la violencia de que se hace permanente victima a la nación, voluntad que avanza en medio de un vasto silencio rudamente impuesto por los agentes de la dictadura que neciamente creen posible ahogar así la opinión nacional. Tanto ese silencio obligado de la ciudadanía como las adhesiones a la imposible reelección, obligatorias también, son pruebas dramáticas de la opresión a que está sometida la patria. No es menos escandalosa y significativa la mordaza que a unos se pone, que la adhesión a otros, arrancada por el temor y por la fuerza. Ambas son claros síntomas de la realidad que hoy se padece entre nosotros y a la que no pueden ser indiferentes los pueblos libres.
A despecho de las iniquidades con que se pretende cerrarle el paso, este movimiento nacional de unión y de solidaridad entre todos los patriotas, está llamado a triunfar, porque el país lo quiere con fuerza irresistible. Ante él nada significara una írrita asamblea, inventada y nombrada por media docena de individuos que locamente se proclaman depositarios de la soberanía nacional, cuando hasta para hablar de ella carecen de título legítimo.
Se trata de una lucha entre la nación colombiana y un régimen militarista sin más fuerza de la que pudiera darle el abuso de las posiciones oficiales. Para dudar del resultado de esa lucha seria preciso dudar también de las leyes de la física y de todas las leyes morales.
Respetuosamente saludo al candidato que encarna la resolución nacional de corregir valerosamente los errores pasados; de unir lealmente dentro de la paz a los hijos de Colombia, deseosos de asegurar un porvenir que para todos traiga honra y provecho, y de cerrar para siempre un paréntesis de amarga tiranía, que sólo habrá servido para demostrar cuán triste es la suerte de los pueblos, y cuán vergonzosa, cuando se abandonan los caminos de la libertad democrática y se tratan de implantar sistemas despóticos que no tienen ni justificación ni excusa.
(Fdo.) EDUARDO SANTOS”
Tomado de: Libro “Las Jornadas de Mayo”; Ediciones Documentos Colombianos Bogotá; Pagina: 75.
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