Como candidato de los partidos políticos, tengo el placer de informarle al gobierno que hemos llegado al más elevado y patriótico acuerdo para restaurar el imperio de las instituciones nacionales con una plataforma común de aspiraciones patrióticas y con un solo candidato por el cual habrán de sufragar lealmente ambos partidos.

Así pues, nosotros hemos cumplido; esperamos que el gobierno también habrá de cumplir su palabra a elecciones populares limpias de fraude y libres de violencia para elegir el próximo Presidente de la República. El gobierno nos ha dicho con Herrera: “La patria por encima de los partidos”. Nosotros le decimos: De acuerdo; pero agregamos: La patria por encima de los negocios.

Réstame solo significar a ustedes que la confianza con que me han honrado será correspondida hasta con el sacrificio de la propia vida si fuera necesario, y que obligará perennemente mi gratitud.

Las dificultades de comunicación y de expresión a que nos ha sometido el gobierno, especialmente en estos últimos días, me impiden desarrollar ampliamente ante ustedes mi pensamiento político, que por otra parte ya esta expresado en el manifiesto conjunto del 20 de marzo pasado, que tuve el honor de suscribir como presidente del Directorio Nacional Conservador, pero espero, además, poder hacerlo muy pronto para ofrecerle al país, un programa que colme sus anhelos de libertad y de justicia en Colombia.

Servidor y amigo,


GUILLERMO LEON VALENCIA


lunes, 3 de agosto de 2009

Discurso Ignacio Valencia ante el Congreso de Colombia celebrando el centenario del nacimiento del exPresidente Guillermo Leon Valencia

El señor Presidente del Honorable Senado de la República, Senador Hernán Andrade Serrano y sus distinguidos colegas de la Mesa Directiva, el Senador Omar de Jesús Suárez Mira, Primer Vice Presidente, el Senador Luís Fernando Duque García, segundo Vice Presidente y el doctor Emilio Botero Dajud, Secretario General, han querido honrar la memoria de Guillermo León Valencia, Ex presidente de Colombia, con ocasión de la primera conmemoración centenaria de su natalicio. Y cuando el Senado de La República, evoca el nombre de Valencia, exalta y enaltece, en grado sumo, a quien fue todo abnegación, sacrificio, valor, lealtad y honradez, y al propio tiempo, pone de presente la ejemplarizante parábola vital de Valencia, relevada por una virtud característica y eminente que guió su larga vida pública: su inquebrantable compromiso de servicio al pueblo colombiano sin distingos de raza, clase o credo.

La conmemoración centenaria del natalicio de Valencia nos recuerda un hecho natural que emana de la esencia creadora de la Divina Providencia, quien además y generosamente, infundió en el alma de Valencia un don maravilloso que le permitió vivir y navegar sobre los espacios ilimitados de un ensueño grandioso de idealidad.

Aquel espíritu de Valencia levantó el vuelo, oteó y surcó los espacios abiertos y llegó muy lejos y muy alto hasta posarse, por voluntad popular, en ésta tribuna excelsa del Senado de Colombia, donde fue orador férvido, tribuno elocuente, brillante y sagaz y artífice egregio de la palabra que fue su única arma para rugir, luchar y vencer--

La personalidad de Valencia tiene su raíz en la severa disciplina y la probidad diamantina que le inculcó su padre, el Maestro Guillermo Valencia. Aquel hogar cristiano y sencillo, conformado por el Maestro Valencia y su esposa Josefina Muñoz, le enseñó a vivir dentro de un severo marco de valores morales, en un ambiente de virtudes, trabajo exigente y alegrías, de afecto y honor, que en su casa abundaban en permanente florescencia. Valencia lee, estudia y aprende, movido por un espíritu inquieto con ansias de saber, y de la rígida aula universitaria en Popayán pasa a la desafiante arena política a partir el sol con los gladiadores de la democracia colombiana. Perora en las plazas públicas, escribe en su periódico de provincia, “Claridad”, propone, debate, incrimina y señala objetivos y propósitos al servicio de Colombia. Esta etapa se releva cuando el jefe del conservatismo, doctor Laureano Gómez, lo postula como Diputado a la Asamblea de Cundinamarca por la provincia del Guavio y es elegido. Esta tribuna le permite congregar y recoger muchos partidarios y amigos; muéstrese elocuente y brillante; se apercibe en la Asamblea de Cundinamarca al gran parlamentario que colmaría etapas muy gloriosas en el acontecer nacional y en las fuertes batallas de oposición en que se encontraba comprometida su colectividad conservadora.

El pueblo lo elige Senador de la República por el Departamento del Cauca. Aquí, en éste recinto del Senado, conoció el complejo laberinto de la impredecible acción política y la complejidad de la tarea parlamentaria. Supo entender y valorar las diversas corrientes sociales que forman el alma de la nación; comprende y asimila la inmensa tarea que las dos grandes fuerzas políticas de la nación- el conservatismo y el liberalismo- han llevado a cabo para que, paso a paso, fluyera una síntesis fecunda de armonía como resultado final del esfuerzo de las dos colectividades para plasmar y dirigir el destino común de nuestra Patria.

Conquista luego las más altas dignidades en la dirección política de su partido y con sus brillantes colegas del Directorio Nacional, estudia y propone fórmulas de solución para enfrentar los grandes problemas de la sociedad y del Estado: la salud pública y privada, el analfabetismo, la reforma universitaria, el sistema electoral, el esquema tributario, las aspiraciones de las regiones, la infraestructura vial y los puertos, la navegación marítima y fluvial, la burocracia, el estímulo del empleo y la relación entre sus dos grandes componentes: el capital y el trabajo, la protección del medio físico. En fin, aboga por unas fórmulas de conciliación que sean la expresión libre y consciente de la auténtica voluntad nacional ajena al predominio grupista y sectario que divide, debilita y finalmente destruye los caminos del progreso y de la confraternidad entre los grupos sociales.

Valencia se movía en la política nacional conforme a este pensamiento y supo ser coherente entre el discurso y su acción real. Por estas razones, ocupó puesto de dirección, mando y prestigio en la vanguardia combatiente del conservatismo y, al propio tiempo, se ganó y mereció el mas cálido respeto del adversario político, pues el liberalismo colombiano siempre reconoció en Valencia, con especial e histórico gesto, su probidad diamantina y su trayectoria democrática totalmente ajena al sectarismo, a los odios excluyentes y estériles y a la violencia.

Valencia dedicó su vida a la consolidación de la democracia, la defensa de la libertad y promovió siempre los acuerdos patrióticos entre los partidos y los grupos sociales. Así actuó en las plazas públicas, como diputado en Cundinamarca, Senador por el Cauca y también Senador por el departamento de Antioquia ---- acontecimiento político que Valencia siempre reputó y recibió como el mas significativo y grato de su larga vida pública ---- luego en la hazañosa empresa de restauración de la libertad y de las instituciones republicanas en el año de 1957 y finalmente como Presidente de Colombia en el año de 1962.

Ni amenazas ni prisiones doblegaron su heroica voluntad de lucha como candidato presidencial del Frente Nacional para el período 1958–1962. Es decir, al frente de una política de conciliación nacional pactada por el conservatismo y el liberalismo contra el imperio del gobierno de círculo, excluyente y despótico.

Estamos recordando a Valencia como candidato del Frente Nacional pronunciando la arenga y dando la batalla y cómo en ésa lucha, el choque de las espadas le dio temple de acero a su pensar. Y su compromiso de honor con la Patria alcanzó una fecunda expansión radioactiva que encendió un fuego primordial que iluminaba su verbo poderoso y que prendió la voluntad de rebeldía y lucha del pueblo colombiano. La juventud universitaria derramó generosamente la sangre preciosa de sus mártires y los gremios, el pueblo, la nación entera, se movilizaron en masa detrás del carácter y el valor que simbolizó la valerosa y decisoria acción de Valencia en aquellas horas aciagas. Esta batalla restauró la libertad y dio nueva vida a la democracia. Así nació la segunda República el 10 de mayo de 1957.

La historia recogerá en toda su grandeza la hazañosa empresa llevada a cabo por los dos partidos históricos. Colombia rechazó los trágicos errores del pasado. Pero quiso el destino que así como la acción temeraria de Valencia al frente del pueblo se transformase en aquel movimiento victorioso del 10 de mayo de 1957, al propio tiempo, su esfuerzo y su heroísmo rindieran solamente frutos de ingratitud para el candidato nacional, cuando fue sustituido faltando pocos días para las elecciones presidenciales. El león cayó herido. Y fue entonces cuando Valencia aquilató su condición de caudillo noble, de convicciones irreductibles en torno al ideal de concordia nacional. Valencia transformó el sacrificio de su propia candidatura presidencial en un nuevo y decisivo signo de reconciliación nacional al anunciar y luego votar, estampando su firma en la papeleta, por su ilustre compañero de luchas, el doctor Alberto Lleras Camargo, jefe del partido liberal.

Se debe meditar con serena objetividad sobre ésta histórica decisión política. Valencia pudo mantener su propia candidatura presidencial para el período 1958-1962, que fue solemnemente proclamada por los dos partidos en instantes cruciales de la vida colombiana. La proclamación de Valencia se hizo primero en Medellín, por los directorios conservador y liberal de Antioquia y posteriormente en Bogotá, donde su candidatura nacional fue reafirmada por los dos partidos históricos. Valencia ostentaba un título indiscutible como candidato nacional a la Presidencia de la República, para el período 1958--1962. Y desde luego, participar en el debate presidencial del año 1958, era una decisión que dependía de su propia voluntad. ¿Acaso nos hemos detenido alguna vez a pensar acerca de la manera como se habría desarrollado un debate electoral que hubiese enfrentado a Alberto Lleras Camargo, candidato presidencial y jefe único del partido liberal con la candidatura de Valencia, reconocido jefe conservador, quien a su vez y previamente, había sido proclamado como candidato del Frente Nacional por Lleras Camargo a nombre del liberalismo y también, por el Directorio Nacional Conservador?

Nada más honroso para la memoria de Valencia, que recordar hoy, aquí, en el Senado de la República, un párrafo del histórico discurso pronunciado por Alberto Lleras Camargo, en la proclamación de Valencia, que tuvo lugar en la residencia del doctor Eduardo Zuleta Ángel, en Bogotá, el 12 de abril de 1957.

Oigamos a Alberto Lleras: “…Por eso hoy, cuando todos ustedes esperan ansiosos oír la voz de quien es desde el 8 de abril el jefe consagrado para el honor y resuelto al sacrificio, yo sólo tengo que decir que mi partido deposita su fe en Guillermo León Valencia, como lo hizo en 1917, en su padre….. Aquí está con nosotros, y para nosotros, un ciudadano que lleva más de veinte años de vida pública, que ha tenido en sus manos más poder o influencia que la mayor parte de nosotros, y que sin embargo, está más pobre hoy que lo que fue el primer día de su advenimiento a la acción política…. Pero, además, la vida de Guillermo León Valencia es de una transparencia absoluta, y su rectitud no tiene sombras. Es, por otra parte, un ejemplo de lo que debe ser un político colombiano, respetuoso de todas las leyes e instituciones creadas en más de un siglo de esfuerzos por la inteligencia de nuestros grandes compatriotas….. El liberalismo le ofrece una cooperación sin otro límite que el fiel cumplimiento de la palabra que ha empeñado en ese documento histórico del 20 de marzo……” Hasta aquí las palabras de Alberto Lleras.

¿Habría germinado la semilla de la concordia nacional si los dos caudillos del entendimiento bipartidista, Lleras Camargo y Valencia se enfrentaban como gladiadores llamados a partir el sol en la arena democrática?

¿Esa lucha épica de titanes que enfrentaba nuevamente a los partidos por el poder no habría enardecido los ánimos populares y avivado el fuego del sectarismo partidista en éste combate formidable?

¿Acaso podría haberse fracturado la plataforma del Frente Nacional fundada sobre el honor de los partidos comprometido en la firma de los grandes acuerdos nacionales suscritos en el año de 1957?

Si Valencia hubiese actuado de manera diferente, podríamos preguntar: ¿la joven y bella cabeza coronada con el laurel de la paz que representaba el Frente Nacional podría haber sido cercenada por un doble mandoble de sectarismo y retaliación?

Con su histórica decisión de retirar su candidatura presidencial para el período 1958-–1962, Valencia renovó su lealtad a la política de entendimiento entre los partidos, para asegurar la concordia y la paz de la nación. Fue un instante estelar de su existencia, que ni la ingratitud, ni la tergiversación, ni el tiempo, podrán borrar de los anales de la historia mientras en Colombia aliente la moral y la verdad presida la marcha de nuestra democracia.

Hago estos comentarios obligado por la densa tiniebla con que se ha pretendido ocultar y desfigurar la verdad y crear un ambiente turbio, como si se tratase de un mezquino propósito deliberado y falaz, para opacar el brillo, el carácter y el valor de las trascendentales decisiones políticas de Valencia, recio y noble caudillo, quien conquistó el corazón del pueblo en aquellas gestas más con el espíritu de generosidad de sus decisiones políticas en horas críticas que con sus propias acciones heroicas.

Por todo ello, aunque los círculos del resentimiento y la envidia, quisieron borrar su nombre de las páginas del futuro, cuatro años después, en el año de 1962, el conservatismo y el liberalismo se reencontraron en estrecho abrazo de reconciliación alrededor del nombre de Valencia, quien, otra vez y por segunda ocasión, es proclamado como candidato nacional de los dos partidos para el periodo 1962-1966, cuando fue elegido Presidente de Colombia, con 1.633.873 votos, es decir, con el 62% de la votación. Los candidatos opuestos a Valencia tuvieron la siguiente votación: Jorge Leiva: 308.814 votos; General Gustavo Rojas Pinilla: 54.557 votos; Alfonso López Michelsen: (candidato inconstitucional): 624.873 votos.

Valencia tenía un especial don para prever el proceso social y para reconocer el talento y los atributos de nuestros dirigentes. Supo captar entre ellos el aporte de bien que representaban para la República. Recordemos a Virgilio Barco Vargas y Belisario Betancur, quienes fueron insignes ministro de Valencia y llegaron después a la Presidencia de Colombia elegidos por el pueblo. Gustavo Balcazar Monzón, también su ministro, fue luego Designado a la Presidencia de la República. Todas las ilustres personalidades que honraron a Valencia como ministros exhiben realizaciones y aportes sustantivos en el progreso social del país y su honda huella señaló un camino seguro a las aspiraciones nacionales.


Este solemne acto en el Senado de la República, se origina en el corazón mismo de la Patria, porque en este recinto glorioso de la democracia, el Señor Presidente del Congreso de Colombia, honorable Senador Hernán Andrade, con sus brillantes palabras, nos ha hecho sentir las pulsaciones robustas del corazón de Colombia, que hoy recuerda con generosidad y reconocimiento a uno de sus hijos, Guillermo León Valencia que amó y sirvió a la República y a todo el pueblo colombiano en una lucha sin tregua durante toda su existencia.

En un país como el nuestro de permanentes ensayos y de perpetuas mudanzas, el Senado de la República, recuerda hoy que Guillermo León Valencia, encarnó la fortaleza inflexible en la dirección política de Colombia, que emanaba de la sólida unidad moral que presidió su larga vida pública.

Nadie se le anteponía en probidad pública y privada, serenidad de espíritu y amor a Colombia, en imparcialidad y en justicia. La fortaleza en las luchas por sus ideales y el decoro fueron a manera de vestiduras suyas.

La generosa iniciativa del Señor Presidente del Senado, honorable Senador Hernán Andrade, ostenta todos los atributos de un homenaje enaltecedor que esta augusta Corporación le ofrece a la memoria de Valencia. Quiero expresar, en nombre de los hijos y de la familia del Ex presidente Valencia, el mas emocionado testimonio de gratitud al Señor Presidente del Senado, a los señores Vice presidentes y al Secretario General, a los honorables Parlamentarios y a todos los asistentes que nos honran con su presencia, por el sumo valor que su presencia le imprime a esta conmemoración centenaria del natalicio de Valencia. Y también queremos decirles que nos emociona estar en éste recinto y experimentar la maravillosa sensación de oír, hoy y aquí, en el Senado de Colombia, el eco que viene de éstos muros invictos y que nos trae el himno de la vida de Valencia: colombiano, cristiano, conservador, amigo leal, personero de la concordia, orador, artífice de la paz, jefe, diplomático, esposo y padre amantísimo, candidato nacional y Presidente de Colombia.

Que la brillante, larga e inmaculada trayectoria de Valencia en el Senado de la República, siga simbolizando un noble ejemplo de concordia política, para que la libertad, la democracia, el progreso, la justicia social y la paz continúen alcanzando una intensa plenitud gloriosa que fue el legado de su carrera pública a las futuras generaciones republicanas.

Señor ex Presidente Belisario Betancur: muchas gracias por haber aceptado nuestra comedida invitación para presidir el Comité organizador de los actos conmemoratorios del natalicio de Guillermo León Valencia. Su ilustre nombre, señor ex Presidente Betancur, tiene virtud suficiente para exaltar y ennoblecer todo aquello a lo que usted se digne prestarle su enaltecedora cooperación. Valencia reputó como señalado honor de su existencia haberle ofrecido a usted el más cálido, desinteresado y sincero estímulo cuando usted inició, al frente de un formidable movimiento popular, su histórica marcha hacia la conquista del mas alto honor que la democracia otorga a sus hijos gloriosos: la Presidencia de la República. Y nosotros recibimos como recíproca manifestación de aquella especial amistad su presencia en este acto, pues Belisario nos ha traído el afecto puro que brota de su alma noble y grande vinculada con Valencia en el generoso campo de las ideas.

Gustavo Balcazar Monzón, noble amigo y gallardo paladín de la democracia, exhibe una trayectoria de luchas y victorias al frente de poderosas fuerzas sociales y populares en la pujante región del Valle del Cauca, Fue invitado por Valencia a formar parte se gobierno y el aportó su preeminencia, su prestigio y su autoridad en el desempeño brillante de su gestión. Valencia tuvo admiración y aprecio por la figura prestigiosa de Gustavo Balcázar Monzón. Su nombre en el Comité y su honrosa presencia en este acto es gallarda expresión de su caballerosidad que ha querido exaltar la memoria de Valencia.

José Félix Patiño, ministro de Valencia, consagrado a las ciencias médicas, conquista elevado rango académico en una severa selección entre los mejores, escala peldaños en el saber y se gana merecida reputación. Su inteligencia y espíritu de servicio al pueblo, puso al alcance de la comunidad, como Ministro de Salud Pública en el gobierno de Valencia, las drogas genéricas que permite a las clases pobres y marginadas disponer de remedios para sus dolencias a precios asequibles para el pueblo. También fue Rector de la Universidad Nacional en el gobierno de Valencia y en su gestión, éste centro académico triplicó sus recursos monetarios. Este caballero del saber ha sido y es un artífice de ideas brillantes, quien honró al gobierno de Valencia y a la democracia.

Debo recalcar que Valencia recibió con la más profunda emoción de su vida pública, su elección como Senador por el departamento de Antioquia en el año de 1958. Había sido objeto de los más duros ataques e injustas descalificaciones en la virulenta división conservadora de entonces, y como epílogo de ese fenomenal enfrentamiento, se presentaron a consideración del pueblo conservador de Antioquia dos listas conservadoras: una encabezada por Laureano Gómez y la otra por Guillermo León Valencia. La lista de Valencia obtuvo resonante victoria. Para Valencia, este triunfo en Antioquia - que históricamente ha sido y sigue siendo la cabeza visible de la más grande fuerza de centro - derecha de Colombia y de América - fue el hecho político mas grato de su existencia. Por esta razón, nos honran hoy con su presencia los doctores Fabio Valencia Cossio y Oscar Arboleda Palacio, insignes personeros de esa formidable fuerza humana intelectual y política que representa Antioquia conservadora. Ellos son los heraldos y guardianes que representan y defienden el ara santa que guarda los principios eternos que inspiran al conservatismo colombiano.

El senador José Darío Salazar Cruz, quien representa al conservatismo caucano en el Congreso, ha sido un dilecto amigo, siempre caballeroso y cordial, quien desempeña con lujo de competencia y solvencia intelectual sus responsabilidades y ha venido construyendo una senda ascendente en el cuerpo jerárquico de nuestra colectividad.

Aurelio Iragorri Hormaza, destacado líder popular y muy eficaz gestor del progreso del Cauca y del país en el curso de su larga y exitosa carrera política y parlamentaria ha sido además, y así lo sentimos y expresamos, como un miembro de nuestra familia, pues nos une un reciproco sentimiento de amistad, lealtad y espíritu de servicio.

Deseo expresar también un profundo sentimiento de gratitud al doctor Juan Manuel Santos, Ministro de Defensa, cuyo apoyo hace algunos años fue decisivo para adquirir y luego organizar, bajo la dirección del Museo Nacional de Colombia, la casa- museo Guillermo León Valencia, tal y como lo dispuso la ley 170 de 1973 aprobada por el Congreso de la República y sancionada por el señor Presidente de la época, Misael Pastrana Botero. Dígnese aceptar, doctor Santos nuestro renovado testimonio de reconocimiento, porque su generosa y decisiva intervención hizo realidad palpable la letra y el espíritu de la ley aprobada por el Congreso como homenaje a Valencia.

La conmemoración centenaria del natalicio de Guillermo León Valencia, seguramente tendrá eco en el sentimiento general de la nación con el honroso homenaje que se le ha ofrecido hoy, en el Senado de la República. Y también, porque el señor Presidente de Colombia, doctor Alvaro Uribe Vélez, con su proverbial gallardía y generosidad, estará en Popayán, el próximo mes de mayo, presidiendo los actos para celebrar el centenario del natalicio de Valencia en la ciudad fecunda. Y entonces, la memoria de Valencia, será así, consagrada en su ciudad, con los hálitos de fuerza, generosidad y gloria que emanan de la figura procera del Presidente Uribe Vélez, caudillo democrático, severo y arrogante pensador y fecundo realizador del bien común.



IGNACIO VALENCIA LOPEZ
SENADO DE LA REPUBLICA
ABRIL 27 DE 2009

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